jueves, 27 de noviembre de 2014

Vértigo


Al igual que en la pintura, todas las fotografías transmiten unos sentimientos. Hay algunas en la que los sentimientos y la intención del autor son más que evidentes, y otras en las que son más difusas. Personalmente, me fascinan aquellas imágenes que ponen los pelos de punta, que transmiten un escalofrío nada más contemplarlas, y que te trasladan de inmediato al lugar.

Es el caso de esta fotografía, tomada en el verano de 2013 durante un viaje que realicé a Austria. En ese frío país centroeuropeo, en el que los Alpes son protagonistas en todo momento, tienen costumbres muy diferentes a las nuestras. Una de las muchas diferencias, es el deporte rey. Mientras que en España nos obcecamos en el fútbol, los austríacos muestran más interés en deportes de nieve, como el salto de esquí. Sin saberlo, fui a la ciudad reina por excelencia de este deporte: Innsbruck. Allí visité una de las mejores pistas de salto de todo el mundo. Yo sabía que este deporte requería mucho valor y liberaba mucha adrenalina, pero desde luego no imaginaba que lo hacía a tan gran escala. Durante mi visita a la pista, tuve la suerte de coincidir con dos saltadores profesionales, los cuales estaban entrenando. Los vi caer a una velocidad espeluznante y aterrizar como aviones una y otra vez. Todavía se me ponen los pelos de punta.

La imagen está tomada desde lo más alto de la estación, desde ese lugar que solo esos valientes se atreven a saltar. Al fondo, la ciudad de Innsbruck, situada en un pequeño pero hermoso valle. En el momento en el que me alineé con la pista, me di cuenta del valor que debían tener esos chicos para dejarse caer. Es una sensación increíble verlos abalanzarse sobre la tierra. Creo que la imagen transmite algo parecido a lo que sienten estos profesionales: vértigo. Transmite el miedo al caer al vacío, ese sentimiento que se siente en lugares donde nos encontramos incómodos. Hay escenas que te impactan, y sin duda, ésta me estremeció.

La fotografía capta además el momento previo al salto. El grado de concentración en ese momento es asombroso, ya que no mueven ni un músculo. Por increíble que parezca, los profesionales alcanzan la tranquilidad y la libertad en ese momento. Curioso que alcancen esa tranquilidad segundos antes de jugarse la vida, ¿no os parece?

Como anécdota, cabe decir que justo detrás de las gradas de la pista, unos metros más abajo, se encuentra el cementerio de la ciudad. No es cuanto menos sorprendente que los deportistas que practiquen este deporte de riesgo en esta ciudad, cuando vayan a saltar, vean a lo lejos cientos de tumbas. Dosis extra de adrenalina. ¿No querías caldo? ¡Toma dos tazas!

Mr Fahrenheit
 

1 comentario:

  1. La fotografía es impresionante. Me ha divertido el final de tu entrada. Muy bien.

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