En cuanto a transmitir un mensaje, denunciar un hecho o una situación, o provocar un cambio, el arte
siempre ha estado en primera fila, independientemente del estilo o técnica
utilizados. Es comprensible, pues, que sea utilizado por numerosas campañas
publicitarias para vender un producto o crear una necesidad, aunque generalmente
de una forma más banal y simplificada de lo que pretendía trasmitir el autor con
su obra de arte.
Sin embargo, como en todo,
existen excepciones. A veces el mensaje que transmite la campaña publicitaria
no sólo se adecua al que transmite la obra
de arte, si no que es igual de fuerte y trascendente. Es el caso de esta foto,
utilizada en una campaña contra el maltrato infantil en Alemania. En ella
aparece una joven con una serie de
hematomas y arañazos en la espalda , signos de una agresión, que en conjunto recuerdan a la
obra de El Grito de Edvard Munch de 1893. Se trata de una campaña gráfica de fuerte
simbología, refleja la desesperación, la ansiedad y la culpa, un grito silencioso
que provoca angustia en el espectador. El mensaje que Munch quiso transmitir
con esta obra concuerda a la perfección con la situación que dicha campaña
quiere mostrar y denunciar.
He escogido esta foto
como ejemplo de publicidad que utiliza el arte porque considero que el mensaje
de la obra no pierde fuerza en esta campaña, puede que se descontextualice, ya
que el autor la realizó en un momento concreto y por unas razones concretas que no se corresponden con el objetivo de la campaña, pero se adecua a esta
situación ya que el sentimiento que se expresa en ambos casos es el mismo. De esta forma se pone de manifiesto una
trágica realidad que viven miles de niños y jóvenes, 180 000 sólo en Alemania (como indica el texto que se encuentra en el margen inferior derecho). Personalmente, considero que se trata de una perfecta simbiosis
entre arte y publicidad y consigue el impacto que se buscaba. Es claro, conciso, directo, y se relaciona con una obra muy conocida, asegurando la buena transmisión del mensaje. qoc95
